Las batallas de John Wetton (1949 – 2017)

Murió John Wetton y revivió los fantasmas de 2016. No es un dato menor. Tenía 67 años y batalló incansablemente contra un cáncer de colon.

Por: Jacobo Celnik* 

Otro genio al que esa temible enfermedad le cobró la vida. Con Wetton ya son varias las leyendas del rock inglés que mueren por la misma causa en los últimos años. David Bowie, Lemmy Kilmister, Chris Squire, Greg Lake, Jazz Summers, Rick Wright, Jack Bruce son algunos casos recientes. Su partida dejó un gran vacío en el mundo del rock, un mundo huérfano que poco a poco se va quedando sin sus héroes y sin una generación que retome su legado. Solo queda su música como testimonio de una carrera fascinante y única en el mundo del rock. De Wetton podría escribir un tratado por cuenta de la cantidad de proyectos en los que participó. Bajista y cantante prolífico, talentoso y visionario, su carrera evolucionó de la mano del rock británico de mediados de los 60. Construyó su imaginario gracias a la inspiración que obtuvo de Paul McCartney, Bill Wyman, de los Stones y John Entwistle de The Who.

En Bournemouth, su ciudad natal, formó su primera banda estable junto a Richard Palmer-James, compositor con el que años más tarde compartiría escenario en King Crimson. Con los Beatles como estrella luminosa para trazar un camino hacia la cumbre, Wetton se dejó cautivar por los nuevos sonidos que mostraban una evolución inquietante del rock. A finales de 1966 e inicios del 67 el mundo de la música popular vivió una serie de cambios determinantes que le permitió a la Psicodelia cobrar vida y ser fuente de desarrollo para otros estilos como el rock sinfónico y el rock progresivo. Fue gracias al tema “Strawberry Fields Forver”, de los Beatles y el álbum Pet Sounds, de los Beach Boys, que la manera de componer y grabar dio un salto cualitativo. Las aguas del rock se habían partido en dos.

Su talento innato para el bajo cautivó a algunas bandas que empezaban su carrera a finales de los años 60 bajo el paraguas de la Psicodelia. Así llegó a Mogul Thrash, un ensamble de jazz-rock que tuvo a la escena de Canterbury como faro. En la banda liderada por James Litherland participó en el disco debut sin pena ni gloria. Ese mismo año estuvo con una de las formaciones más estables de Renaissance, banda de rock sinfónico liderada por John Tout y la impresionante voz de Annie Haslam. Aunque fue otro paso efímero, fue clave para hacerse notar en una escena muy competitiva. Así llegó a Family, grupo de art rock liderado por Roger Chapman donde tuvo un rol interesante entre 1971 y 1972. En el álbum Fearless mostró que sus habilidades como compositor y cantante habían evolucionado notablemente y le permitió brillar a pesar de la gigante sombra de Chapman. Pero el paso por Family se había tornado agridulce, (en “Seasons” hizo la segunda voz) justamente por la imposibilidad de hacer más aportes en composición.

El Rey

Wetton sabía que era cuestión de tiempo tomar otro rumbo. Uno de los músicos más destacados de la escena inglesa en darse cuenta de la importancia de Wetton fue Robert Fripp, líder y dueño de King Crimson. La alineación del grupo que fue clave para crear en 1971 esa obra maestra llamada Islands (Mell Collins, Ian Wallace, Boz Burrell) había desaparecido tras un concierto memorable en Birmingham, Alabama en abril del 72. Fripp había prescindido del servicio de sus músicos y se encontraba armando una nueva formación. Por eso buscó a Wetton. Era el otoño de 1972 y una mega banda estaba a punto de nacer con Bill Bruford de Yes en la batería, David Cross en los violines, Richard Palmer-James en las letras y Jamie Muir en la percusión.

Antes de entrar a los estudios a grabar un nuevo álbum, la banda se fogueó en vivo. La química fue impresionante y por fin Fripp había encontrado el ensamble que soñó. Uno de los aspectos destacables de la marca número tres de King Crimson era el poder del bajo y la voz de Wetton. Hizo la dupla rítmica perfecta junto a Bill Bruford. Escuche a todo volumen la versión de los 40 años de “The Talking Drum”. Las sesiones de grabación del álbum Larks´ Tongues In Aspic en enero y febrero de 1973 fueron intensas y dejaron otras grandes composiciones como “Easy Money”, Book Of Saturday” y “Exiles”.

El álbum se lanzó en marzo y fue un golpe tremendo de calidad en el mundo del rock progresivo inglés. Una nueva era nació de la mano de una formación que solo duró dos años y dejó tres trabajos memorables en estudio. A Larks´ le siguieron Starless And Bible Black y Red. El álbum que marcó el final de una era para Wetton fue muy complicado de terminar y que estuvo marcado por el total inconformismo de Fripp con la industria del disco. Es un disco sólido con grandes canciones como “One More Red Nightmare”, “Starless” y “Fallen Angel”. Es el disco en el que Wetton tuvo un mayor protagonismo y en donde la dupla rítmica junto a Bill Bruford demostró por qué siguen siendo catalogados como maestros en el arte de componer. El 25 de septiembre de 1974 Fripp le anunció a Wetton y a Bruford que King Crimson dejaba de existir. Fue el final de una era mágica y única en la carrera de Wetton. De repente el mundo ideal se vino abajo y debía reinventarse. “Nunca me había sentido tan mal como ese día. Robert Fripp nos pegó una patada en el trasero y nos dejó en el aire. El tiempo ha ayudado a sanar esas heridas, pero fue uno de los momentos más tristes de mi carrerea”, me dijo en 2008 cuanto tuve el gusto de entrevistarlo.

U.K. y Asia

El golpe de Fripp lo dejó en aire un tiempo, aunque pronto encontró otros frentes de acción. Tocó como músico invitado en Uriah Heep y Roxy Music (Viva Roxy!), intentó crear una banda junto a Rick Wakeman quien se había retirado de Yes y participó como músico de sesión de proyectos underground como Wishbone Ash. Pronto entendió que era el momento de ser el dueño de su propio negocio y dio el primer paso con U.K., una multinacional del rock progresivo que dejó dos obras monumentales entre 1978 y 1979 (U.K. y Danger Money). ¿Recuerdan la famosa cortinilla del programa El Boletín del Consumidor? El productor era fanático de U.K. y decidió usar un fragmento de “In The Dead Of Night”. Supongo nunca le dieron un peso a U.K. por tal abuso.  Por esa banda pasaron el guitarrista Allan Holdsworth (Gong y Soft Machine), el violinista Eddie Jobson, de Roxy Music y los bateristas Terry Bozzio (Frank Zappa) y Bill Bruford. Ambos trabajos aparecieron en un momento difícil para la escuela del rock progresivo. Poco a poco el movimiento se quedaba sin aire y las viejas catedrales como Genesis (Duke y Abacab) y Yes (90125) evolucionaban paulatinamente hacia el pop-rock, sin dejar de un lado el progresivo. Los que no cambiaron murieron en su ley como Emerson, Lake & Palmer y el olvidado Love Beach o Gentle Giant con el interesante aunque por momentos flojo, Giant For a Day.

Los músicos de la vieja guardia del progresivo no estaban preparados para la década del 80. Las nuevas reglas impuestas por MTV, el electro-techno pop, el New Wave y la cultura de la basura, dejaron relegado al grupo más talentoso de artistas que tuvo el rock inglés. Incluso Pink Floyd con The Wall tomó un camino diferente para sostenerse, por un tiempo. Así que a Brian Lane, mánager de Yes por aquellos días, se le ocurrió una idea y decidió juntar a Wetton con Steve Howe. El guitarrista de Yes se había apartado del grupo tras el final de la gira de Drama. Jon Anderson también había decidido emprender otros proyectos junto a Vangelis y el futuro de Yes estaba en manos de Chris Squire. De esa reunión donde salieron algunos demos surgió Asia, la banda que llevó a John Wetton a la gloria en 1982 gracias al homónimo disco debut. Además de Howe, se sumaron Carl Palmer, de ELP en la batería y el teclista de los Buggles Geoff Downes. El grupo vendió 10 millones de copias del álbum gracias a temas como “Heat Of The Moment” y Only Time Will Tell”, éxitos a nivel mundial.

El álbum se prensó en Colombia y marcó a toda una gran generación de artistas de la década del 80 como Ship, Compañía Ilimitada, Kraken, Hangar 27, Alerta Roja, entre otros. Con Asia dejó tres álbumes multiplatino en los 80 (Asia, Alpha y Astra) y una carrera fragmentada por cuenta de proyectos alternativos y en solitario en el que se destaca un álbum junto a Phil Manzanera (One World) y el disco Battle Lines de 1994. Por ese mismo tiempo se vinculó con Steve Hackett, exguitarrista de Genesis, para el proyecto Genesis Revisited. De esa reunión quedó la memorable gira Tokyo Tapes donde Wetton cantó un par de clásicos de King Crimson de los días de Greg Lake como “I Talked to the Wind”.

Una nueva era

El nuevo milenio deparaba proyectos interesantes en el horizonte pero Wetton debía poner su casa en orden. Su fuerte adicción al alcohol le estaba generando problemas en todo su entorno. La creatividad se vio mermada y tuvo que tomar acciones drásticas para salir adelante. Nunca ocultó ese problema, decidió hacer públicos sus avances y se convirtió en ejemplo para otros músicos. Con el cuerpo y alma en orden, Wetton tenía varias ideas en mente pero lo hacía falta un socio. Decidió llamar a Geoff Downes, viejo compañero de batallas, quien mantuvo vivo el rumbo de Asia junto a John Payne, Guthrie Govan (Porcupine Tree) y Chris Slade (Ac/Dc). Esa formación de Asia tocó en Bogotá en 2004 con motivo del álbum Silent Nation. Junto a Downes crearon el proyecto Icon y dejaron tres trabajos entre 2005 y 2009.

El proyecto Icon revivió el alma creativa de Wetton junto a Downes y le dio el impulso necesario para tomar una decisión trascendental. Tras una pausa de 18 años con Asia, en 2008 llamó a sus viejos colegas para mantener vivo, hasta hace un par de semanas, al grupo que reinventó el rock progresivo, que fue fundamental en darle ideas a la dirección que tomó el AOR y le dio vida a toda una generación de grandes músicos a los que el pop casi los acaba. En este último viaje dejaron cuatro álbumes en estudio (Phoenix, Omega, XXX y Gravitas), un par en vivo y un legado inmenso para la historia del rock. El mundo de la música ha perdido “al mejor bajista de su generación”, como lo indicó Robert Fripp el día que se anunció su muerte.  Queda su música, su mejor legado. En Colombia tuvimos la suerte de verlo en vivo.

*Escritor y periodista bogotano, profesor de la Universidad de La Sabana, columnista de Arcadia, El Tiempo y El Colombiano. Es autor de los libros Rockestra. Entrevistas a grandes del rock, Satisfaction. Conversaciones con el rock y Bob Dylan. A las puertas del cielo. Produce y conduce el programa Sonidos del Mundo en U.N Radio 98,5 f.m. Dirige el espacio Expresso Musical en el Gimnasio Moderno.